À quoi serviraient en effet des connaissances qui ne seraient bonnes qu’à être restituées dans le cadre d’un examen?
Philippe Perrenoud
Comparto espacio de reflexión en la revista Aula de Innovación con mis amigos José Blas García (@jblasgarcia) y Antonio Márquez (@AMarquezOrdonez). Alternándonos, para apoyarnos mutuamente, reflexionamos todos los meses En voz alta para que se nos oiga bien. En la revista 295, la reflexión es sobre el currículo, y quiero que ahora más que nunca, se oiga mi voz.
«El estado de alarma crisis sanitaria COVID-19 debe ofrecernos oportunidades para replantearnos la educación en el contexto actual de transformación social. ¿Qué educación necesitamos en la actualidad? ¿Es necesario un nuevo diseño curricular?
Este confinamiento debido a la alarma sanitaria que ha dejado a casi 10 millones de estudiantes españoles sin poder asistir a los centros educativos, ha visibilizado muchas brechas en educación: una brecha digital que ha impedido el acceso a la educación de muchas personas durante estos meses; una brecha de uso que evidenciaba la escasa competencia digital tanto de alumnado como de profesorado; una brecha de origen socioeconómico que aunque siempre ha estado ahí, ahora deja entrever una realidad punzante que no hace sino corroborar la inequidad y la desigualdad de oportunidades en pleno siglo XXI y la sempiterna brecha de los nadies, ningunos y ninguneados.
Pero si bien estas han sido las brechas más manifiestas, el nuevo escenario ha puesto sobre la mesa numerosos aspectos del sistema educativo actual que deben replantearse, todos ellos relacionados con el currículo educativo. No es la primera vez que hablo de la rigidez del currículo, un currículo extenso con poca profundización y muchos contenidos, muy academicista y fragmentado, competencial solo en la teoría, que no valora los aspectos emocionales ni las habilidades blandas, que constriñe y encorseta, que no prepara al alumnado para un mundo VICA volátil, incierto, complejo y ambiguo como es el mundo actual, un currículo que solo contempla la diversidad desde la diferencia con adaptaciones curriculares que todavía segregan más.
En este contexto actual debemos replantearnos sobre cuál es la finalidad de la educación. ¿Adquirir conocimientos y memorizar datos que solo sirven para responder en un examen? ¿Cómo debería ser el nuevo currículo 3.0? Yo abogo por un currículo abierto, flexible, universal, competencial, globalizado, como el mundo. Un currículo innovador y vanguardista, acorde a los tiempos actuales. Un currículo con todos y para todos, que garantice la inclusión, la equidad y la calidad en y desde la educación».
Texto original en la revista Aula de Innovación Educativa número 295, julio 2020 https://www.grao.com/es/producto/revista-aula-295-julio-20-patios-con-una-mirada-feminista-au295