En estos días de confinamiento he tenido el placer de leer el libro Agilidad en cuatro estaciones, de mi amiga Melina Jajamovich. Conocí a Melina hace años en Zaragoza, su dominio de temas desconocidos para mí me abrían nuevas miradas hasta entonces desconocidas y me llevaban a que esas conversaciones con ritmo argentino fuesen siempre breves, a pesar de que el reloj nos dijese lo contrario. Y como siempre ha sucedido con ella, después de la lectura de su libro, mi mente inquieta no deja de pensar, de unir sus conceptos con mis ideas, de dar forma a lo aprendido, de pensar cómo aplicarlo en la educación.
Melina es experta en Agilidad, en «recalcular para sobrevivir al siglo XXI», y entonces he pensado en los cisnes negros, en el COVID-19, en la fragilidad y en la antifragilidad. Esta situación caótica, que destaca por su rareza y por un impacto difícil de predecir, nos lleva a buscar soluciones ágiles también en la educación.
En 1999, Snowden diseñó un modelo para explicar las cinco situaciones o contextos en los que una organización puede encontrarse. Conocer estos contextos ayuda a decidir cómo actuar.
En un entorno simple la causa-efecto es evidente. Es un entorno automatizado, familiar, conocido y evidente.
En un entorno complicado aparecen las incógnitas, pero estas son conocidas. En este contexto se recurre al experto para buscar la respuesta, la solución.
Cuando todo fluye y cambia continuamente estaríamos en un entorno complejo; es un entorno en el cual es difícil predecir, porque las incógnitas son desconocidas.
Todo se vuelve caótico cuando aparece el cisne negro y nos encontramos entonces en mares turbulentos que requieren respuestas inmediatas para restaurar cierto orden. En este entorno, las incógnitas son absolutas y prima la improvisación, lo importante es solucionar el caos y luego evaluar y buscar la solución más adecuada.
Con el entorno desordenado hay que tener especial cautela, puesto que cuando te encuentras en él es que no sabes ni en qué situación estás y es necesario salir de este estado.
Con la llegada del cisne negro del COVID-19 en educación hemos pasado del entorno caótico al complejo, con propuestas ágiles que promueven la colaboración para asegurar el aprendizaje.
Si nos basamos en el manifiesto ágil (1), las propuestas que buscamos para nuestros centros dan poder a las personas, a las interacciones, a la colaboración…, respuestas ágiles para entornos complejos. La antifragilidad de la que hablaba en otra entrada, donde explicaba que la antifragilidad es más que resiliencia o robustez. Lo robusto aguanta los choques y sigue igual; lo antifrágil los mejora y esta propiedad es la que nos va a hacer salir fuertes de la crisis, del cisne negro. Lo antifrágil en estos momentos es el cuidado, el amor, la ayuda desinteresada, la cooperación, la empatía, la sociedad unida, porque #JuntosSaldremosAdelante.
Hablaríamos entonces:
- De inteligencia colectiva.
- De redes naturales de apoyo.
- De ética del cuidado, de apoyo mutuo, de colaboración, de compromiso y de responsabilidad.
- De emerger los talentos. Se trata de convertir el potencial de todas las personas en poder positivo para abrazar la incertidumbre.
- De arriesgarnos, de innovar.
- De promover la creatividad.
Esta es solo una pequeña muestra de docentes ágiles, seleccionada porque pone en evidencia que la inclusión sigue liderando las acciones educativas y que garantizar una educación inclusiva no es una opción.
- Plan para Atravesar Tempestades (PAT). EOE Grado
- Tutorías para grumetes. Plan de apoyo entre iguales. EOE Grado.
- Tareas accesibles y tecnológicas en tiempos de COVID. Antonio Márquez
- Orientaciones, herramientas y recursos para hacer accesibles las propuestas educativas. CNIIE
- La escuela rural contigo en casa. Gobierno de Aragón
- Reflexiones e infografías para educar en la cuarentena. Gabriel Martínez
- Retos para demostrar superpoderes en contextos sociales vulnerables. CEIP Ramiro Solans
Un aplauso a todos los docentes ágiles, que están demostrando día a día que aunque el contexto sea complejo son capaces de dar una respuesta rápida ante el cambio y ofrecer soluciones creativas, brillantes, inclusivas, equitativas y de calidad.
(1) El manifiesto ágil surge en 2001, cuando 17 expertos en informática se juntan a debatir y a buscar alternativas a los procesos tradicionales de desarrollo de software, procesos caracterizados por la rigidez y por una planificación secuencial y detallada previa al desarrollo. Elaboran entonces un manifiesto que valora la entrega rápida, la importancia de las personas, de las interacciones, de los procesos participativos.
Pingback: Agilidad educativa en tiempos complejos de COVID-19, de la gran Coral Elizondo | Anna Forés Miravalles
¡Un honor total estar en este post, Coral!
Creo que estamos ante un momento ideal para hackear el mindset en el sistema educativo: borrar las fronteras del adentro y el afuera, escuchar todas las voces y experimentar juntos para encontrar nuevos caminos. Liberar el talento, promover la colaboración, fomentar la experimentación y asegurar el aprendizaje 🙂
PD. Encantada y abierta para hablar de agilidad en el mundo educativo 🙂
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